Al imaginar una portada de la revista Vogue durante los años dorados de la moda, no podemos pensar en nada distinto a una estilizada modelo con la Torre Eiffel de fondo. París se convirtió en la capital oficial de la moda desde finales del siglo XIX, y con íconos como Coco Chanel, Christian Dior e Yves Saint Laurent se afianzó como el innegable referente de estilo y alta costura.
Hoy el panorama es distinto. Aunque no hay duda de que estas y otras casas de moda francesas siguen siendo un ejemplo de buen gusto y refinada confección, el público actual busca algo diferente. No quiere prendas de desfile, imposibles de lucir, ni vestidos que sólo sean accesibles a celebridades en la alfombra roja. Hoy con el constante bombardeo en redes, lleno de mujeres reales que imponen tendencias alrededor del mundo, queremos moda que podamos pagar y usar sin medir 1.80 y pesar 45 kilos.
Así es el mapa de la moda actual:
París sigue siendo el rey de la alta costura. Vestidos con más de 100 horas de trabajo, los más experimentados patronistas, y los más finos y costosos insumos hacen que la ciudad de las luces tenga este título dentro del competido sector. Por supuesto, la ciudad evoca moda y elegancia, y su semana de la moda es tan prestigiosa que cierra el ciclo después de Nueva York, Londres y Milán. No vamos a debatir el impacto de sus pasarelas ni la finura de sus boutiques, eso es claro, pero las nuevas tendencias no las dicta la capital francesa. Esto seguramente asombra a más de uno, y habrán contradictores que siempre defenderán el impacto y legado de París como símbolo de moda, pero hoy se requiere de constante innovación y de piezas reales para gente real. Es importante mencionar que hay esfuerzos dentro de este escenario por renovar. Casas de tradición, como Balmain, constituida en 1946, se arriesgó con jóvenes talentos como Olivier Rousteing quien en el año 2011, con sólo 25 años tomó las riendas de la marca y ha logrado volver a darle a la moda parisina una inyección de sorpresa y novedad. Obviamente, genios como Karl Lagerfeld, presentan propuestas grandiosas cada temporada a través de Chanel, Riccardo Tisci lo hizo con Givenchy y Sarah Burton como directora creativa de Alexander McQueen, prefiere estas pasarelas a las de su natal Londres. La sofisticación e impacto de Francia en el mundo del diseño no se discute, pero el impacto de sus propuestas sobre la gente que pide moda es bastante frágil. Vale la pena esperar y ver si, además de ser referencia de impecable confección y de trajes alucinantes, Paris se reivindica y dicta tendencias de uso cotidiano.
La sofisticación e impacto de Francia en el mundo del diseño no se discute, pero el impacto de sus propuestas sobre la gente que pide moda es bastante frágil.